Cuba, pendiente y dependiente de los militares

 

El octavo congreso -en 60 años- del Partido comunista cubano ha terminado y el mundo, y sobre todo los cubanos, deben seguir esperando a ver qué pasa con sus militares y es que, como cabía esperar, el general de ejército Raúl Castro Ruz ha movido las piezas de modo y manera que todo sea posible, en cualquier sentido, pero siempre bajo su control.

Raúl Castro se ha ido a casa, en la zona del Siboney, al final del Miramar habanero, para desde allí seguir velando por los destinos de la isla; y ello pese al nuevo cáncer que le adjudican, uno más, de los que debían haberlo enterrado hace tiempo, pero los Castro tienen la piel dura, Ramón, el hermano mayor murió con 92, y Fidel con 90; él no querrá ser menos.

El programa aprobado en el congreso no merece mucho estudio, más de los mismo, un compendio de buenas intenciones para el futuro del país y diatribas contra el feroz enemigo capitalista pero, en cambio, merece la pena observar el capítulo de nombramientos, empezando por el presidente, Díaz Canel, confirmado ahora como secretario general del partido, un apparátchik formado en las filas del Ministerio de las fuerzas armadas, MINFAR, y siguiendo por los 14 miembros del Buró político, el Politburó.

La militarización es notoria. El general Álvarez Casas, ministro del interior; el general Ricardo Vega, secretario del Consejo de ministros; el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, presidente de GAESA –el conglomerado económico de MINFAR que controla el 60% de la economía cubana- y yerno de Raúl Castro; y, finalmente, Álvaro López Miera, flamante nuevo ministro de defensa y primero entre los fieles del generalísimo y llamado, si éste último lo decide, a tutelar y gestionar una posible transición política.

Este cuadro se complementa con el general Acosta Álvarez, secretario del Consejo de estado, que es algo así como la Comisión permanente de la Asamblea Nacional, que se reúne muy pocas veces y mantiene una gran dependencia de las “propuestas” que le hace llegar este diligente militar.

La clave, creo, está en López Miera, el parece destinado tras su nombramiento, por posición y pasado, a liderar la institución más importante y decisiva del país, el MINFAR; pero en esta posible transición será Raúl Castro quien tendrá la llave, bien porque así lo ordené o bien porque esa famosa mala salud de hierro lo incapacite antes de lo previsto.

Mientras tanto el covid no ha hecho más que exacerbar el nivel de padecimiento de la ciudadanía que cuenta como principal ingreso nacional con las remesas de los expatriados y asiste a un recrudecimiento de la represión sobre todo lo que suene a disidencia.

Raúl Suevos

A 19 de abril de 2021

Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

Comments

  1. Perfecto hermano. Un análisis escueto pero muy objetivo. Abrazo.

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