El calvario hispanoamericano

 

La real academia es generosa en las acepciones de la palabra calvario; las más de ellas se refieren al lugar de las cruces que recuerda el Gólgota de Jesús, aunque también tiene una relativa a un camino lleno de dificultades. Viene esto a cuento porque hoy domingo se desarrolla un proceso que recuerda a unas elecciones en la siempre bella y entrañable Nicaragua; recuerda porque lo que hoy se celebra allí se parece muy poco a unas elecciones libres; se trata, simplemente, de dar apariencia legal por un nuevo periodo a los tiranos del país, a los Ceaucescu de Nicaragua, al matrimonio Ortega. Y de continuar en el calvario.

No muy lejos, con orilla en el mismo mar Caribe, tenemos a Venezuela, la que fuera el paraíso prometido de muchos jóvenes asturianos de mi generación que para allí emigraron y que hoy, ya retirados, posiblemente llorarían de alegría si lograsen un billete de esa compañía Plus Ultra, tan mediática estos últimos meses, para regresar entre nosotros. La que fuera la Tierra prometida, un país colmado de riquezas naturales de todo tipo, se encuentra hoy en una situación de postración similar a la que dejan las guerras, con la única diferencia de que los edificios siguen en pie. La emigración millonaria –de millones de personas- de estos últimos años ha provocado un enorme problema humanitario en sus países vecinos pero, el poder sin escrúpulos del chavismo y la falta de unión de la oposición, no dan para pensar en un final próximo para este calvario.

También en el Caribe tenemos a su isla bonita, a Cuba. Pronto 63 años de revolución, posiblemente la más larga que conocieron los tiempos desde 1789 para acá, y el hombre nuevo que prometieran Fidel y el Ché ya se hizo viejo sin ver un futuro decente para su país. El estado de guerra permanente, no declarada pero sí reivindicada, con su vecino yanqui mantiene al pueblo cubano en una constante situación no ya de penuria económica sino nutritiva, haciéndoles caer, a muchos de ellos, en prácticas sociales que en otros lugares podrían parecer abyectas, entre las que el jineterismo, por la necesaria participación del turismo, es la más conocida.

En junio pasado, la falta de subsistencias y libertades, desató una serie de manifestaciones espontáneas por todo el país que fueron contestadas con brutal violencia por los esbirros del poder y que llevaron a prisión a cientos de manifestantes. El régimen, cogido entonces por sorpresa, ha afinado los mecanismos de represión y para el próximo día 15, con una manifestación convocada y ya prohibida, se espera una gran confrontación.

Son tres ejemplos, como tres cruces, del permanente calvario que vive Hispanoamérica, hay más cruces, y mientras, los progresistas occidentales, especialmente los españoles, miran para otro lado.

Raúl Suevos

En Gijón a 7 de noviembre de 2021

 Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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