Cosacos zaporogos escribiendo una carta al sultán

 

Es este el título de un cuadro de Iliá Repin fechado a finales del S.XIX que recrea el momento en el que los cosacos de la actual y tristemente famosa Zaporiyia, es decir, de la zona donde hoy se desarrollan parte de los combates de la invasión de Ucrania, contestan a la exigencia del sultán de Estambul, a cuyas tropas habían derrotado en varias ocasiones en aquel final del S.XVII, para que se rindiesen sin condiciones a su suprema autoridad. ¿Les suena?

Los cosacos, que sin perder su independencia habían basculado entre el kanato de Crimea, el ducado de Moscú o los reinos de Polonia y Lituania, contestaron con muy malas formas a la Sublime Puerta, y en el cuadro podemos apreciar algunas de sus características sociales, lo que inspiraría al director de vestuario de la famosa película Taras Bulba, protagonizada por Yul Brinner y Tony Curtis. Hoy ya casi nadie escribe cartas.

A mí la historia me recuerda mucho a la arrogancia mostrada por Vladimir Putin con los actuales cosacos, las Fuerzas armadas de Ucrania y su presidente Zelensky, que han sido invadidos por el ejército ruso, al que, tras la heroica defensa de las fuerzas territoriales del país, que han dando tiempo a las nuevas unidades para formarse y cohesionarse, están actualmente infligiendo durísimas derrotas que pueden significar, según algunos analistas, el principio del fin de la autocracia del amo del Kremlin.

Zelensky, tras la anexión política de las cuatro provincias ucranianas recién ratificada, ha contestado que Ucrania no tratará con Rusia mientras Putin siga al frente. Y esto es un elemento a tener en cuenta porque los conflictos armados sólo acaban con la rendición incondicional de una de las partes, o mediante negociaciones auspiciadas por terceros. Y yo creo que este será el fin del actual conflicto porque no veo a Rusia rindiéndose.

Henri Kissinger ya hace meses que habló de transaccionar, habló de Crimea. Esta pasada semana también se ha expresado en términos parecidos Elón Musk, que puso estos meses a disposición de Ucrania su sistema Starlink. Ambos han sido verbalmente masacrados, pero ambos, desde distintos ámbitos, son profundos realistas, y saben que nadie, ni Rusia, ni los EEUU, tampoco China, ni India,  mi mucho menos Ucrania, pueden plantearse una guerra de largo recorrido.

Las previsiones del PIB mundial para 2022 han caído a mitad de año desde el 4,1% al 2,9% lo que supone una cifra enorme que aún puede agrandarse en lo que queda y que obligará a los grandes actores mundiales a mover ficha. El problema, y él lo sabe, es Vladimir Putin, quien en estos momentos no puede contar ni siquiera con las bendiciones de Kiril, el Patriarca moscovita, un tarado como él.     

Raúl Suevos

A 6 de octubre de 2022

Traducción al asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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