Le Giubbe rosse

 

Cuando vivía en Florencia acostumbraba los sábados a media mañana a comprar en piazza Repubblica el único diario que llegaba de España, en aquellos tiempos la prensa digital aún estaba en mantillas. Después solía sentarme en la terraza de uno los más clásicos establecimientos de la ciudad, Le Giubbe rosse, a tomar un café expreso, que en aquel entonces acompañaban con una mínima pieza de chocolate sin azúcar. Una delicia mientras iniciaba la lectura.

Allí descubrí lo que había detrás de aquel nombre, Los camisas rojas, el apodo que, por el humilde uniforme del que se dotaron, identificaba a los voluntarios de toda Italia que acompañaron al insuperable Giuseppe Garibaldi durante las épicas jornadas del Risorgimento italiano, o lo que es lo mismo, las guerras de liberación y unificación de Italia.
Viene esto a cuento de que el Milán de los sábados, actualmente, es insufrible, pues a las masas de turistas se unen los propios italianos, que también tienen derecho, y, como los forasteros, pelean por su metro cuadrado por todo el centro de la ciudad.

Ha sido el museo del Risorgimento la gran solución, y a la vez el gran placer del descubrimiento pues se encuentra en pleno centro, y, como hoy la historia tiene pocos adeptos, apenas tiene visitantes, lo que te permite ir despacio y disfrutar de cada estancia.
Guarda tesoros increíbles como los ornamentos de Napoleón Bonaparte en su coronación como rey d Italia, una colección de pinturas de batallas que a buen seguro que nuestro experto Ferrer Dalmau ya ha visitado; también el poncho y sombrero del inmortal Garibaldi, así como ejemplares de las citadas giubbe rosse, sin dejar de lado diversas muestras de armamento de la época, todo ello con los suficientes paneles explicativos para que el neófito no se sienta perdido.

Desde allí nos dirigimos, por calles llenas de gente, hacia los Navigli, una zona de viejos canales, donde los austríacos intentaron montar una línea de defensa con ocasión de la batalla de Magenta, en 1859, en la que el general Mac Mahon, futuro presidente de la República francesa, fue figura destacada, y que en la actualidad se ha convertido en el área de esparcimiento más importante de Milán, con tanto de terrazas, trattorias y osterías.
Nosotros vamos a parar a la Ostrería Ovino, de especialidades abruzzesas, donde unos paccheri con ragú de pulpo al pomodoro con stracciatella de búfala, regados con un chianti clásico de Badia Pasignano sirven para cerrar una mañana que, en contra de las previsiones, pasará sin caer gota.
Raúl Suevos
A 13 de mayo de 2023
Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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