No la mató el marido
La noticia dice lo contrario del título de esta tribuna pero, a veces, no hay que quedarse en las letras gordas de las informaciones y conviene, o incluso es obligado, tratar de comprender que es lo que hay detrás de algunas tragedias, como la sucedida en Laviana.
Y es que, cuando una anciano mata a su pareja también anciana, y aparentemente nada hacía presagiar tamaño desenlace para toda una vida de apacible serenidad, forzosamente deben existir matices que expliquen el drama más allá de la simple violencia de género, que es como pasará a contar este terrible suceso. Pero no.
A esta señora no la mató su marido. El sólo fue la herramienta desencadenante de una situación que se explica desde el fracaso de toda una sociedad que se llena la boca, o los boletines oficiales, con grandes leyes y declaraciones, como lo es la Ley de Dependencia, sacada de la manga por un Zapatero que, como su sucesor hoy en el gobierno y en el partido, fue maestro en la prestidigitación política. Una ley que ya entonces, en su nacimiento, no contaba con el necesario soporte económico, como actualmente sucede con la de la ELA, y que deja a muchos tirados en la cuneta de una sociedad que se dice moderna y opulenta. Para algunos.
La estructura social contemporánea, con innumerables nuevos tipos de familia que arrinconan, casi persiguen, a la clásica patriarcal, dan como resultado, en algunos aspectos, que las viejas redes de apoyo desaparezcan o, en el mejor de los casos, se hagan más débiles, casi inexistentes. A ello se añaden los nuevos usos económicos que obligan en muchos casos a la rotura indeseada de los lazos familiares. Ye lo que hay, dirán algunos, pero el resultado, con el acompañamiento del aumento de la expectativa vital, lo podemos contemplar en ancianos desarraigados en su soledad o en su incapacidad para gestionar el deterioro físico del compañero.
La mujer del anciano de ayer tenía un profundo deterioro cognitivo, dicen, y su marido, con un hijo en tierras lejanas y noventa años a las espaldas, no se sentía capaz de gestionar una situación que dio como resultado la muerte de ella, y que en unos pocos días no será más que una cifra en esa violencia de género que, en esta ocasión, y en mi opinión, esconde el fracaso de una sociedad que genera legiones de ancianos pero que, al mismo tiempo, es incapaz de darles unos últimos años en paz y en seguridad.
El problema en Asturias, una de las regiones más envejecidas de España, es como un iceberg, del que en superficie no aparece más que un octavo de su volumen total.
Raúl Suevos
A 2 de julio de 2025
Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com
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