Aldeanismo en el Muro de San Lorenzo
Tiene la tierra gijonesa una larga relación con el concepto de España, tan larga como la misma existencia del país pues no en balde fueron las aviesas intenciones del moro Munuza las que enviaron al sur al bravo Pelayo; y todo ello para “apoderarse” de la bella Adosinda, lo que llevaría a su hermano, al regreso y comprobada la coyunda, a tirarse al monte en franca rebeldía, lo que daría como resultado el épico encuentro de Covadonga y con ello el nacimiento de España tal como la conocemos. Todo esto flota en la niebla de los tiempos, entre leyendas y crónicas muy posteriores. No sabemos la filiación de Pelayo, aunque queremos que fuese astur, ni tampoco si Adosinda denunció o más bien consintió, pero el caso es que fue así, más o menos, como todo comenzó. Sería este mal recuerdo u otros motivos pero Gijón durmió durante siglos para la historia y no sería hasta Jovino que se volvió a hablar de la villa, que desde entonces le dicen de Jovellanos. Tanto fue su brillo que el genia