La eurogafada
Este pasado fin de semana, después de muchos años, he seguido la elección del representante español para Eurovisión en el publicitado –por RTVE- festival de Benidorm. La larga lista de decepciones en el euroevento me había ido alejando del mismo. Canciones y artistas poco apropiados, y los consiguientes fracasos, con gallos en directo o mamarrachadas producto de un sistema de elección desafortunado, dieron como resultado mi extrañamiento, y, por lo visto, el de la mayoría de la audiencia. Este año parecía que el asunto tomaba derroteros diferentes y la prensa así se fue haciendo eco de los diversos participantes. Para la final ya me habían convencido y allí me planté, ante el televisor, con la esperanza de, al menos, asistir a un buen espectáculo musical, algo prácticamente desaparecido de nuestras pantallas en los últimos años. Y no defraudaron. Se vieron, al menos en opinión de este modesto aficionado, muy buenas aportaciones y espectáculos en escena, lo que ya en sí mismo es u