Línguine allo scoglio
Hace no mucho tuve la suerte de asistir a una comida italiana. Completa en cuanto que no sólo consistía en degustarla sino también en cooperar en su confección, una parte ésta, la de la preparación, en la que dada mi conocida ineficiencia en lo que a las manualidades se refiere, incluyendo aquí las relativas a la cocina, se limitó a abrir la botella de vino, de un excelente blanco del Piemonte cuyo nombre no recuerdo ahora, y, sobre todo, dar conversación al responsable del condumio, procurando al tiempo que no se distrajese con mi parloteo y el asunto acabase en desastre. El plato era, nada más y nada menos, unos linguine, que también pueden ser spaghetti, a lo scoglio, una palabra que aquí traduciríamos por pedreru, y que supone que el plato va a llevar un tanto de crustáceos y similares, aunque también se le pueden añadir algunos elementos que lo transforman en lo que allí llaman frutti di mare, como por ejemplo unos chipirones o parientes cercanos. Cómo es ló...