Carta a un amigo cubano


Mi querido amigo Reinaldo
Me pedías hace unos días explicaciones sobre la anunciada visita a Cuba del presidente de España pues tú, desde allí, no podías comprender que Sánchez, en plena discusión de la nueva Constitución cubana, que ratifica la falta de libertades individuales y la permanencia del partido único, y unos días después de la aprobación en el Parlamento Europeo de una resolución condenando al régimen castrista por la falta de derechos humanos visitase La Habana y así, con su presencia, apoyase la operación cosmética que Raúl Castro puso en marcha estos últimos años a través de Díaz Canel.
He tardado en contestarte porque yo mismo no acertaba a encontrar explicación y preferí esperar a ver el desarrollo de la visita para tratar de encontrarla –difícil- y por eso ahora, con más sombras que luces, me pongo a la faena de intentarlo aunque desde ya te prevengo que la mía no es más que una opinión individual sobre el asunto y aquí, en España, en las cosas de la política, los españoles podemos tener tantas opiniones como en las cosas de futbol, es decir, una cada uno.
Para empezar te diré que Cuba, pese a la retórica oficial, la historia y la importancia que en cada ocasión la prensa española le da a todo lo relacionado con la isla, a los españoles, en el fondo, les importa un carajo. Sí, quedan muchos dichos sobre la pérdida de la Perla del Caribe, también historias de la emigración pero, en el fondo, ya nadie se acuerda de Cuba, ya ni siquiera Fidel levanta pasionesPor supuesto que las UMAP solo representan unas siglas sin significado, y eso que los chinos las han recuperado para aplicarlas a los uigures de manera masiva, aquí impera el futbol y la próxima ración de gambas. Esta es la realidad Reinaldo.
La ley de Memoria histórica, ley de nietos ahí, no era en realidad un gesto humanitario hacia los deudos de los emigrantes sino más bien algo de interés en ese momento para el partido del gobierno y también de la oposición, de hecho ambos la apoyaron en el congreso. Van sesenta años de la Revolución y aquí van quedando cada vez menos parientes de emigrados y con ellos desaparece el interés por Cuba; a nuestros héroes, como Cervera o Vara de Rey hasta los tachan de fascistas en algunos lugares, cosas veredes amigo Sancho.
Históricamente España ha sido la puerta de Europa hacia y de Iberoamérica pero con la construcción de la Unión Europea nuestros intereses cuantitativa y cualitativamente se centran acá y aunque sigan los viajes de mandatarios para los cambios presidenciales en el fondo no se percibe una clara política hacia Hispanoamérica y ahora con el desplazamiento del centro económico mundial hacia el Pacífico esta tendencia de abandono se incrementa. América mira hacia Asia y Europa, España incluida, mira más hacia sí misma y en esta tendencia Cuba no representa nada, 10 millones de posibles clientes que hoy por hoy no tienen un euro para gastar. Las resoluciones del Parlamento Europeo no son vinculantes para la Comisión, te recuerdo.
En el plano político Cuba, con Fidel, exprimió al máximo su capacidad internacional, seguramente a costa de la vida de muchos jóvenes cubanos inmolados en unas guerras africanas que nada les iban y en las que cumplían el papel de representantes de la URSS, y con ello pagaban la ayuda que Cuba recibía desde Moscú. Hoy son los médicos y técnicos cubanos exportados por medio mundo los que cumplen esa función económica para el régimen. Pero estas cosas aquí poco o nada interesan.
En esa relación familiar y medio histérica entre Cuba y España varias han sido las visitas de mandatarios españoles. Franco que siempre estuvo contra el Bloqueo, nunca salió de España pero mantuvo la relación en plano de cordial familiaridad y Fidel se lo agradeció con tres días de luto nacional. Suarez por allí pasó, ¿Para anunciar el cambio de régimen y saludar? No recuerdo resultados de ese viaje. Más tarde fue Felipe, eran los socialistas españoles en el poder, colegas en cierto modo de los marxistas Castros, pero aparte de inaugurar la nueva embajada, que hoy ya está que se cae, y muy buenas palabras, tampoco salió gran cosa ¡ah¡ sí, un acuerdo miserable de indemnización a los expropiados de la Revolución que no todos aceptaron. Después Aznar, acompañando a los Reyes en una cumbre hispanoamericana y por lo tanto no en visita española, seguido de la llamada Posición Común europea hoy anulada. Queda el buen rollo de Fraga y Fidel pero eso no son relaciones de estado. En tiempos recientes el inefable Zapatero se inventó esa ley de Memoria histórica, responsable de la reapertura de las heridas del pasado en España y sin terapias para su cura, que lleva aparejada la ya mentada ley de nietos y los ¿200.000? nuevos hispano-cubanos, pero ni por esas Zapatero visitó la isla, ya se encargaba el, no sé calificarlo, Moratinos, responsable de la liberación/expulsión de los encarcelados disidentes cubanos y con ello del gratuito lavado de cara de Raúl Castro, de mantener fluida la relación. A cambio de nada.
Ahora estamos con el último lavado de cara del régimen. Díaz Canel y la nueva constitución, pero aquí, en España, y también en Europa, nadie parece darse por enterado que Díaz Canel es un producto cien por cien del régimen, sin atisbos de cambio por ningún lado, solo un muñeco de Raúl, quién por cierto no fue capaz de sacar adelante su prometida “actualización” del sistema económico más allá de algunos negocios de hijos y sobrinos de la nomenclatura; un muñeco al que no dejará pestañear siquiera el propio PC cubano y eso bien se ve en la formación del último Consejo de estado. La nueva constitución, bien lo sabes, es una tomadura de pelo que consagra el partido único y que solo aporta una flexibilización del concepto de propiedad para así poder convertir la isla en un resort turístico con capital extranjero y de paso puede que también caiga una piñata al modo nicaragüense. Las elecciones seguirán siendo dirigidas y quizás veamos que se amplía numéricamente la dirigencia para dar paso y pasto a la nueva generación familiar. Más de lo mismo.
Entonces ¿A qué va Sánchez? Sigo sin saberlo. Económicamente no hay nada, no tenemos economía para respaldar un programa de créditos a la exportación con lo que no es de esperar que ningún empresario apueste en el país, sin olvidar las imperialistas y siempre amenazantes leyes USA; los empresarios que le acompañan lo hacen más por pagar concesiones de aquí que por otra cosa. En el plano político la firma del acuerdo para anualmente revisar las relaciones bilaterales con inclusión de los derechos humanos no es más que un papelucho que viene del gobierno con menor respaldo parlamentario en la historia democrática de España, es decir, no vale nada, de hecho tan poco que ni siquiera parece haber tenido tiempo para juntarse con alguna dama de blanco en ese hotel tan bonito recién inaugurado en Prado, un cinco estrellas de GAESA construido con obreros indios porque, al parecer, los cubanos no reúnen condiciones técnicas suficientes; hubiese quedado una foto muy bonita.
Nuestro presidente, desde su llegada al gobierno, vive en un apresuramiento viajero, casi en un paroxismo, un viene y va que aquí nos tiene asombrados, más propio de un país importante en el concierto mundial y con el patio casero perfectamente controlado, lo que no es el caso para el doctor Sánchez. Algunos analistas piensan que es para evitar tener que dar explicaciones en su propio país. El caso es que está batiendo todas las marcas de kilometraje en estos primeros meses pero todo ello en medio de un desierto de resultados de esos mismos viajes y en un constante sainete de rectificaciones de todo tipo. Ahora mismo estamos con el último coletazo de las negociaciones sobre el Brexit,  mucho más importantes para nosotros que el padecer de los cubanos, en las que parece que los británicos vuelven a meternos un gol con Gibraltar, excuso explicarte que todo lo relativo a la tensión territorial interna, ahora centrada en Cataluña, preocupa mucho más que Cuba, incluso si nuestro presidente obliga a viajar al Rey para el centenario de La Habana, en el que a mí sí me gustaría estar aunque solo fuese por escuchar a Gustavo Leal, un orador excepcional, en un discurso similar al del 500 aniversario de Baracoa.
En fin, amigo Reinaldo, que no te puedo dar una explicación convincente; mi sentimiento es que vosotros, los cubanos de a pie, no sois preocupación de nadie, al menos los venezolanos tienen petróleo y cuando pase su particular vía crucis volverán a ser sujetos de interés, vosotros solo tenéis el sol caribeño, el dulce –el azúcar- ya no es lo que era y además vuestra industria está por los suelos, Moreno Fraginals se volvería a su tumba. El “amigo” gringo es aún menos de fiar, para él solo sois un posible mercado, pequeño, y quizás también un puticlub, hasta el simpático Obama se cargó la Ley de ajuste en su última semana de mandato, que no todo lo malo iba a ser el –a este tampoco sé cómo calificarlo- Trump. No veo ni un solo motivo para ser optimista respecto a los resultados de esta visita del presidente del gobierno español ni a su justificación y tampoco veo ningún rayo de luz a corto plazo en el futuro de Cuba.
Por cierto, y ya cerrando estas líneas, tampoco alcanzo a ver nada positivo en los acuerdos de compra de armamento ruso. ¿Para qué ese armamento? ¿Contra quién? ¿Contra los Marines? ¿Estamos locos? Y ¿Con qué piensa Canel pagarlos? Hay algún analista que habla de bases rusas en Cuba lo que podría sonar a un nuevo recambio para el agotado padrinazgo venezolano pero me temo que la Rusia actual ya no es la URSS y esa posibilidad no daría los réditos económicos que dio en el pasado.
En fin Reinaldo, siento no ser positivo en mi análisis de esta visita y siento también no poder ser optimista en lo relativo a esa maravillosa tierra que es Cuba. Un abrazo muy fuerte.
Raúl Suevos
A 23 de noviembre de 2018
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