La demolición de la patria
Confieso que me ha dolido. Esperaba que la señora Robles, al
cabo de toda una vida de servicios al estado, estaría a la altura de las
circunstancias y defendería, a costa de lo que fuese, a otra servidora de la
nación, a la directora del CNI. Pero no ha sido así, ha entregado su cabeza,
porque así la solicitaban los enemigos declarados de España, sin apenas
pestañear. Y a mí me ha dejado desolado. Y ya no tengo edad para emigrar.
La tragicomedia de la intervención de los teléfonos de
algunos independentistas, con la bendición del juez residente del Tribunal
Supremo, conviene no olvidarlo, no se sostiene bajo ningún punto de vista,
salvo el del mantenimiento, al coste de lo que sea, del titular de la
presidencia del gobierno de España en su despacho del palacio de la Moncloa. Es
un sacrificio, el de la directora del CNI, que traerá cola en cuanto que
ejemplifica el valor que tiene la entrega al servicio para quienes dirigen los
destinos de la nación, e invita, a los que vienen detrás, a medir el nivel de
implicación y comunión con el gobierno de turno. Demoledor.
Es quizás la divisa que relumbra en la puerta de los
cuarteles de la Guardia Civil y del Ejército, ese “todo por la patria”, la
mejor y más sintética forma de declarar lo que supone el servicio a España, al
menos yo no conozco otra mejor. Y quiero pensar que la saliente directora del
CNI, toda una vida de servicio en esa institución, así lo ha entendido siempre,
incluso ahora, en estos difíciles momentos de su vida profesional. También creo
que la señora Casteleiro, sucesora suya y funcionaria también de la Casa, ha
crecido en los mismos parámetros de servicio que ella; pero, es imposible dejar
de lado la percepción que todos tenemos de que se está entregando la cabeza del
Bautista al capricho malintencionado de una bailarina que no contratarían en un
cabaret de tercera categoría. Ye lo que hay.
El mensaje subyacente de toda esta historieta es que todo
vale con la finalidad de mantener el poder. Todos estamos al servicio, no de la
patria, sino de los intereses del individuo que llega a ocupar el palacio
monclovita; ni siquiera del partido que lo sustenta, cada vez menos generador
de doctrinas sociales y más simple apoyo del político de turno. Es una
situación deplorable que sin duda tendrá profundas consecuencias morales para
el colectivo que se llama España. Precisamente cuando en las llanuras
ucranianas vemos cada día el significado del concepto de nación.
El “conformarse con hacer lo justo de su deber, sin que su
propia voluntad adelante cosa alguna” parece una buena opción para el
funcionario de hoy, pero con ello, cada día que pasa, avanzamos en la
demolición de la patria.
Raúl Suevos
A 10 de mayo de 2022
Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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