De Selgas al Boombastic, pasando por San Lorenzo

 

Aun no llegó agosto, con su semana grande, y está el Principado que no cabe un alfiler. Dicen que ya no quedan habitaciones libres, aunque los del ramo del chigre se quejan del bajo consumo y del aumento de los costes. Serán cosas del verano, o es posible que las amenazantes nubes del otoño económico se encuentren tras el mucho movimiento de algunos y el poco condumio de otros. En todo caso, Asturias, una vez más, no parece envidiar al Mediterráneo.

La fiesta aeronáutica de la Playa de San Lorenzo, de nuevo y pese al renuente apoyo de la casa consistorial, se convierte en el gran acontecimiento del estío, actualmente sin la guinda de la Feria taurina; y son los propios asturianos, con su presencia masiva y familiar en torno al Muro, los que refrendan su interés por las evoluciones de los diferentes medios aéreos. Que siga.

En los prados de Llanera el festival Boombastic reúne a miles de jóvenes entorno a un elenco variopinto de músicos, y con comportamiento cívico y ordenado según la ausencia de denuncias parece indicar, algo que siempre es de agradecer, especialmente por aquellos que trabajan en el ámbito de la seguridad pública. Es un fenómeno, este de los festivales, que parece dejar arrinconados los antiguos conciertos individuales de otros tiempos; será quizás porque resultan, en sus resultados económicos, menos inseguros para los artistas, aunque poco se sabe de las condiciones laborales de los oficios que sustentan toda la parafernalia de estos eventos. A vigilar.

Para los más veteranos, o quizás exquisitos, quedan algunos lugares disponibles para el esparcimiento y la cultura, que pasan desapercibidos, o simplemente no interesan, para el turismo en general. Uno de ellos es la Fundación Selgas, que en los últimos tiempos fue motivo de noticia por las prácticas poco claras del presidente y la falta de atención del Principado, en ella encontramos un esplendido palacio del S. XIX perfectamente amueblado y, sobre todo, un conjunto de jardines en el que destaca, además de las enormes araucanias, un bosquecillo de increíbles secuoyas suficiente para colmar el deseo de aquellos que no les llega para visitar las originales californianas. Una delicia de visita que pocos conocen y se encuentra a nuestra disposición en el centro de Asturias.

Las playas, esplendidas, siguen ahí, a lo largo de la costa asturiana, también nuestra gastronomía y los majestuosos Picos, y la densidad de nuestros visitantes pueden llevar a pensar a más de uno que en ese creciente turismo está el futuro de la región, pero ello requerirá de inversiones, y la cortedad de nuestro verano, pese al cambio climático, no asegura su rendimiento. Prudencia.

Raúl Suevos

A 26 de julio de 2022

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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