Si vis pacem para bellum

 

En la Academia General Militar existen rincones cargados de historia y referencias; uno de ellos es la Escalera del cañón que, desde la zona central de los pasillos de aulas, da acceso a los pisos superiores donde se encuentran los dormitorios de los cadetes. Allí se celebra todos los años, en día indeterminado, la “batalla” de empuje entre la nueva promoción, que tiene “prohibido” el uso de la misma, y la de los veteranos, dominadores de la zona superior. Después el disfrute quedará abierto a todos.

En el arco de entrada a la escalera luce una inscripción, “si vis pacem para bellum”, atribuida erróneamente a Julio Cesar, y que desde el hoy orillado latín nos invita a evitar la guerra mediante la preparación para el combate; acción que daría qué pensar a un posible enemigo antes de lanzarse contra nosotros. Es quizás en la tradicional neutralidad armada de los suizos donde podemos encontrar un perfecto ejemplo, y el recordatorio parece más que apropiado para los alumnos de la AGM.

En Ucrania llevan ya más de cuatro meses de guerra de desgaste con horribles consecuencias, especialmente en las inmediaciones de los frentes de batalla, y allí podemos observar las dos caras de la académica inscripción al recordar cómo una desguarnecida Ucrania perdió parte de sus territorios y miles de combatientes en un breve espacio de tiempo, durante el verano de 2014. No había preparado la guerra y los rusos, disfrazados de nacionalistas del Dombás, lo tuvieron muy fácil, y para muchos occidentales sólo quedan las imágenes de los desgraciados pasajeros del avión malayo derribado por los rusos como recuerdo de aquella breve contienda.

Desde entonces Ucrania se aplicó al “para bellum” de la frase de Vegecio para poder disuadir a los rusos de una previsible repetición de aquellos acontecimientos, aunque bien vemos que no ha sido suficiente y la juventud rusa parece estar pagando un altísimo y sangriento precio por la falta de previsión de su gobernante en relación con los descendientes de los cosacos zaporogos. Ye lo que hay.

En el otro lado del “para bellum” están las políticas de apaciguamiento, como aquella que intentaron los líderes europeos de entonces con Hitler, y que ya sabemos cómo acabó, y que hoy algunos analistas, pocos por el momento, empiezan a apuntar por la vía de la solución negociada o diplomática, con tanto de pérdida territorial para Ucrania, pensando quizás en Crimea y que no hace mucho ya sugirió Kissinger, campeón histórico de la realpolitik, que mucho sabe de estos asuntos.

La parte más difícil de las guerras es el cómo acabarlas, y Putin de un lado, y Occidente del otro, deberán buscar una solución, que si se basa en la palabra de un autócrata despiadado y manipulador como él, no será una solución, sólo un apaño temporal...y por eso la OTAN.

Raúl Suevos

A 9 de julio de 2022

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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