¿Asesinados? mejor aniquilados

 

Estos últimos días se ha hablado bastante sobre los planes de nuestro presidente de gobierno para “controlar” las fake news, los bulos en español corriente; si bien la mayoría de los que desde la prensa entraron a analizar el asunto parecen convencidos de que de lo que verdaderamente se trata es de “controlar” a los medios, especialmente aquellos que no son suficientemente “comprensivos” con los planes, propuestas, o divagaciones de quien nos preside, y el resto de miembros del gobierno.

El asunto, el control, viene mal justificado por una normativa lanzada en la Unión Europea para dar publicidad a las entidades o capitales que hay detrás de los medios, pero buscando fundamentalmente evitar que Rusia, que es hoy por hoy el principal peligro para todos nosotros, sin olvidar a China, se infiltre en medios asentados o financie la creación de otros nuevos, especialmente en el campo de los digitales o electrónicos, donde han mostrado ampliamente que es un área en el que se desenvuelven con manifiesta suficiencia.

En ese campo, el de la desinformación, u operaciones sicológicas si ustedes lo prefieren, aunque en el campo militar moderno se habla del dominio cognitivo, siempre se ha trabajado, desde muy antiguo, para tratar de confundir al enemigo, también aunque no haya  guerra declarada, también cuando sólo se trata de un enemigo potencial. También, como es posible que suceda en el campo español, cuando la contienda es política, y es interna.

Por todo ello me llama la atención estos días, y confieso que me confunde, la insistencia de muchos medios nacionales en hablar de asesinados cuando se trata de muertos en combate directo o como victimas colaterales en el conflicto de Oriente Medio, y especialmente si estos muertos lo son por acciones de las Fuerzas de Defensa Israelíes; y es que la carga semántica del calificativo implica toda una acción sicológica sobre la mente de quien lo escucha.

Desconozco, por supuesto, si esto es una instrucción de los jefes de redacción, o si siguen consignas, o sugerencias, de más altas instancias, pero tanto en el caso de Gaza, como en el de Líbano, y sin olvidar a Irán, nos encontramos ante un conflicto en el que una parte es un estado democrático y de derecho, con sus defectos e ineficiencias, como todos, empezando por el primer ministro Netanyahu, pero en el otro lado son organizaciones terroristas como Hezbollah o Hamás, o el propio estado iraní y sus pasdaranes, de trágica trayectoria.

Los estados democráticos no asesinan a sus enemigos, si acaso los aniquilan, neutralizan, o eliminan, aunque en algunos casos, pasado el tiempo, esas organizaciones puedan llegar a dictar las leyes del propio país, como en nuestro caso. Ye lo que hay.

Raúl Suevos

A 3 de septiembre de 2024

Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com

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