Friedrich Merz
Es un nombre que, muy probablemente, habrá que empezar a
retener, pues todo parece indicar que pronto se convertirá en el nuevo
canciller alemán tras las próximas elecciones generales a celebrar en su país
el 23 de febrero. El señor Merz es ahora el jefe de la CDU, algo así como el
Partido Popular, por poner un ejemplo nacional, y marcha en coalición histórica
con el partido conservador de Baviera, el estado federal más potente del país.
Es el partido al que pertenecía Ángela Merkel, y antes de ella Helmut Kohl, el
canciller de la Reunificación alemana.
Estamos hablando de Alemania, la gran locomotora de Europa,
pese a los tragos amargos que la economía les está haciendo pasar en los
últimos trimestres, que está llamada a liderar, junto a la otra “enferma”,
Francia, el periodo social y político que se abre ante todos nosotros con la
llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Ye lo que hay.
El señor Merz no ha
estado en DavOs, como otros, sino que se ha ido a Berlín, donde ayer
explicó durante un encuentro con sus seguidores cuáles son sus ideas para el
caso que gane las elecciones y forme gobierno, algo, como ya indiqué, más que
probable. Y no deja dudas a sus votantes sobre el giro histórico que piensa
darle al país, y en la medida de lo posible a Europa.
Refuerzo de los lazos con Francia, a la que entiende como
socia para encabezar Europa, junto con Polonia; incremento mayúsculo de los
gastos de defensa e impulso de la homogenización y interoperabilidad de la
industria de defensa europea; centralización en la Cancillería de la política
exterior y de seguridad, cualquiera que sea el gobierno y la coalición que
pudiera salir adelante; mayor coordinación de los ejércitos europeos, lo que
significa potenciar el mando y control a nivel europeo; apoyo sin fisuras a
Ucrania en su defensa y soberania ante la invasión rusa; endurecimiento de la
política migratoria y de asilo. Y todo ello partiendo del la idea de que
estamos ante una “ruptura epocal”, según sus palabras, sobrevenida por la
aparición del “eje de las autocracias”, al frente del cual se posicionan Rusia
y China.
Estamos ante una clarísima declaración de intenciones que a
toda Europa implica en alguna medida, como por ejemplo a los díscolos pro-rusos
Fico y Orban, por Eslovaquia y Hungría, y a los que, como nuestro presidente
pretenden, en cierto modo, “enfrentarse” al Cesar yanqui, y bailan las cifras
absolutas de nuestro gasto en defensa tratando de ocultar que somos los últimos
en la OTAN.
Viene el señor Merz, con mucha fuerza y ganas, y su discurso
recuerda el viejo “si vis pacem para bellum”.
Raúl Suevos
A 24 de enero de 2025
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