Los heterodoxos ucranianos

 

Era ese un libro que imponía mucho a los estudiantes. Nos lo explicaban en la asignatura de literatura, ya en el bachiller superior; los “heterodoxos españoles” de don Marcelino Menéndez Pelayo, al que daban el título de gran polígrafo, y que a nosotros, adolescentes del instituto Jovellanos, no lograba atraernos más que las coetáneas del entonces opuesto instituto doña Jimena, nuestro auténtico interés por encima de aquellos pavorosos seis tomos de quinientas páginas la pieza. Y es que la heterodoxia da para mucho.

Don Marcelino contaba la historia de aquellos que se salían de madre, que tiraban por la calle de en medio en cosas de religión, filosofía o literatura, y que, por lo visto, siempre han sido legión en nuestra patria. También podría decirse de los que huyen o escapan de lo convencional, como los ucranianos en las cosas de la guerra; y es que ellos, ante su prevista derrota por el segundo ejército del mundo, previsión casi general, incluyendo la mía, supieron huir de las doctrinas de combate preestablecidas en lo que se llama guerra convencional, y hacer frente a aquel ejército que, como Vernon en Cartagena de Indias, viajaba con sus uniformes de gala en la mochila, pensando en el desfile victorioso en las avenidas de Kiev.

Desde el primer momento de la invasión los ucranianos supieron adaptarse a las nuevas circunstancias, cambiantes cada día y generalmente en inferioridad numérica y armamentística, y fueron los primeros en sacar conclusiones de lo acaecido un año antes en la guerra entre azeríes y armenios en el Nagorno-Karabaj, una contienda en la que los drones aéreos, novedosamente, fueron determinantes para el resultado de un conflicto.

Desde aquellos primeros días los ucranianos se han convertido en la primera potencia mundial en ese aspecto militar, desarrollando nuevas técnicas, como los filodirigidos, los drones armados con fusilería o escopetas, drones dispensadores de lava sintética, zonas de muerte mediante drones; drones balísticos de alcances impensados; desarrollo avanzado del “jamming”, la interferencia electromagnética, y ahora, en primicia mundial, el drone naval armado con misiles capaz de derribar un sukoi-30, uno de los mejores interceptores aéreos rusos. El acabóse.

Ucrania ha cambiado el campo de batalla. Un escenario en el que los otrora poderosos medios acorazados hoy sólo se valoran en función de los impactos de drone que pueden soportar manteniendo la supervivencia de sus tripulaciones. Un campo de batalla de evolución tan rápida que hace obsoletas las doctrinas y los planes de contingencia, y que nosotros, los españoles, navegando en este nuevo mar embravecido, que al sur parece preparar una tormenta, afrontamos llevando al timón a un capitán que no parece prestar atención a los nubarrones premonitorios. Ye lo que hay.

Raúl Suevos

A 4 de mayo de 2025

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com


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