Non poteva non sapere
En la primavera de 1992 se inició una revolución en Italia que se llevó por delante a todos los partidos políticos de la época, algunos de histórica resonancia, como el Partido socialista, el Comunista o la Democracia cristiana. Hoy, si ustedes se fijan, ninguno de ellos existe en el país que inventó el Renacimiento.
En España apenas prestamos atención al principio. Estábamos como locos con aquello de la Olimpiada, pero el asunto italiano, al que allí dieron el nombre de Tangentópolis, en referencia a la ciudad dónde todo se cocía, Milán, y donde un grupo de procuradores -una figura que aúna nuestra fiscalía e instrucción, pero independiente, no como quiere hacer el señor Bolaños- desencadenó un infierno legal con 5000 personas investigadas, 1200 condenados entre empresarios y políticos, y una treintena de suicidios, con Raúl Gardini, el propietario de “Il moro di Venezia”, desafiante de la Copa América, como más notorio entre ellos.
En un cierto punto, en el que la campaña judicial no acaba de arrancar, empantanada entre el garantismo legal y los “yo no sabía” de los principales investigados, un mando intermedio, ante su previsible enjuiciamiento, lanzó el memorable “non poteva non sapere” en relación a su superior jerárquico. Algo manifiesto pero que, hasta entonces, sólo merecía la categoría de indicio, y que, primero los procuradores y después los jueces, decidieron tomar como prueba evidente. Y ahí se desencadenó el infierno.
El presidente del gobierno y secretario del partido socialista, Bettino Craxi, tomó el equivalente de nuestro Falcón nacional y salió pitando para Túnez, donde se exilió y murió algunos años más tarde, y en medio de una desbandada general los partidos tradicionales fueron disolviéndose o desapareciendo. Después vendrían años de recursos y contra recursos, al estilo italiano; pero eso es otra historia.
Aquí, en nuestra desgraciada España, todo resulta más pedestre, más cutre. Los enchufes familiares del presidente, y las barraganas, múltiples, del otrora poderoso número dos del principal partido del gobierno, dan el toque de pandereta a nuestro deprimente paisaje de corruptelas, que, aunque no seamos conscientes, dejan por los suelos eso que pomposamente, con secretaria de estado incluida, han dado en llamar “la Marca España”.
Más allá de ese gran PIB, con el que el doctor Sánchez se llena la boca, pero que no tapa la realidad de penuria de la diezmada clase media y la creciente clase baja, lo que la mayoría del personal comienza a percibir, es un país sin rumbo, en el que la única referencia es mantener el poder a toda costa, y en el que la consigna es llamarse a andana, esperando el olvido de los bóvidos, y el control judicial de Bolaños. Ye lo que hay.
Raúl Suevos
A 31 de mayo de 2025
Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
Comments
Post a Comment