Resignación y paternidad
No, no estoy escribiendo sobre un embarazo sorpresivo o inesperado; tampoco sobre las ineludibles noches de insomnio que suelen acompañar al hecho en la mayoría de las familias; no. El emparejamiento de estos dos conceptos ha llegado a mi mente ante las penúltimas noticias sobre los problemas, berrinches, desconsuelos, taquicardias, disgustos, y en algunos casos dramas, que han provocado los más recientes fallos producidos en nuestra red de transporte ferroviario. Y les diré por qué.
Lo de la resignación es obligado cuando escuchamos a los distintos reporteros que las cabeceras informativas envían a los diferentes puntos de la línea férrea, incluyendo los descampados donde algunos trenes se han quedado parados, entrevistar a los viajeros. Todos, o al menos una mayoría, parecen aceptar el estado de incertidumbre en el que se ha convertido viajar en España en ese otrora envidiado por el resto de Europa, del mundo según algunos, AVE, y que hoy se ha convertido en una fuente de sobresaltos y mayores disgustos para los que se atreven a subir en sus plataformas, especialmente en la línea que desde Madrid baja al sur, y que fue la primera en abrir allá por el lejano 1992.
La Alta velocidad sigue siendo cara, pero ya no es tan rápida, incluso, si coges la bolita negra, puede suponer un retardo suficiente como para desbaratar unas vacaciones preparadas con mimo, tiempo y ahorros importantes. Pero no importa, los españoles aguantan todo, o al menos eso es lo que debe pensar el gobierno, pues su representante en el ramo, el tantas veces gritón ministro Puente, habitualmente más dicharachero que Gustavo, no encuentra, en medio de esa paternidad tardana, que le ha otorgado una baja laboral de varias semanas, el momento de salir a las redes para tranquilizar, o al menos dar algún tipo de explicación, a esos usuarios abandonados durante horas en mitad de las planicies manchegas, o en las atestadas salas de espera de Madrid y Sevilla. No hay motivo para sacarlo de su mutismo. Si al menos algún político opositor se hubiera visto atrapado, como en ocasiones anteriores. Pero ni eso.
Resignación y paternidad. Resignación ante una España que ya no aguanta la propaganda gubernamental y, corrupción aparte, deja ver sus entretelas, que no son otras que las de un país de apariencias más que realidades, al que los acontecimientos acabarán por despertar repentinamente, esperemos que pronto. Y una paternidad en las altas magistraturas de la nación que, bajo una pantalla de legalidad, nos da también una deplorable exhibición de la clase política que nos gobierna, que, en lenguaje moderno, pasa de todo, salvo lo que sea la permanencia en sus poltronas. Ye lo que hay.
Raúl Suevos
A 2 de julio de 2025
Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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