Liberum Veto
Los latinajos no parecen estar muy de moda, no como en mi
época estudiantil en la que te ametrallaban con ellos en cuanto te descuidabas
un momento. Hoy la cosa ha quedado para los miembros de algunas profesiones,
como por ejemplo la de abogado. Quizás por ello esta misma mañana mi amigo
Juanjo nos ha sacudido, casi a traición, un “ultra posse nemo obligatur”, que
en lenguaje común corresponde a un “nadie está obligado a más de lo que puede”.
Si bien en la clase dirigente no debiera ser así.
En cuestiones del hacer, o el de construir, cuando hablamos
de Europa, debiera ser obligado el ir más allá. El no conformarse con hacer lo
justo de su deber. El avanzar en esa construcción que, en mi opinión, supone el
ser o no ser para la Unión; porque, si ustedes se fijan, hemos crecido en
número de países, pero no parece que haya sucedido lo mismo con las capacidades
de esa Unión.
Y es que esta Europa en la que vivimos actualmente se parece
dramáticamente a aquella Polonia del siglo XVII, en la que, durante casi dos
siglos, la nobleza polaca proclamaba al
rey y ostentaba ese Liberum Veto que da nombre a la tribuna y que supone que
con un simple No de algún miembro de la Asamblea la propuesta legal que se
estuviera tratando de aprobar quedaba rechazada.
Es fácil imaginar cómo acabó aquella Polonia que, entre otras
desgracias, a mitad del XVII sufrió lo que ellos llaman el Diluvio Sueco, y que
consideran peor que la propia ocupación nazi y soviética. La nación polaca
estuvo al borde de la desaparición gracias, entre otras cosas, a ese derecho de
veto, el Liberum Veto. Como le puede pasar a la Unión Europea.
La Unión es el mayor y mejor ejemplo de integración regional
que existe en el mundo, pero hoy no basta. En el resto del globo vemos como el
Cesarismo democrático, formula preciosista para denominar a las autocracias
modernas, se muestra rampante y en pleno esplendor, como nos evidencian ese
trío de cantautores formado por Putin, Xi y Trump, que, en conjunto, no parecen
contar con el acompañamiento de la Unión ni siquiera como guitarrista. Ye
cuentan con la Inteligencia Artificial para poner los efectos especiales,
musicales o del tipo que haga falta.
Se hace necesario, si no queremos quedarnos arrinconados en
el margen del camino de la historia, dejar de lado la unanimidad en el voto del
Consejo Europeo y pasar ya a las mayorías cualificadas, al menos en algunas
aéreas, como la Defensa y las Relaciones Exteriores. Nos va en ello la propia
existencia, por más que algunos líderes no vean más allá de las fronteras
nacionales.
Raúl Suevos
A 29 de octubre de 2025

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