Mister Wolf
El señor Wolf era un breve e inolvidable personaje que
interpretaba Harvey Keitel en la imperecedera Pulp Fictión. Su cometido consistía
en arreglar los desaguisados, por llamarlos de alguna manera, que
protagonizaban los sicarios mafiosos en su devenir diario. En la escena que nos
ocupa son los personajes de John Travolta y Samuel L. Jackson los que están
metidos en un fregado y cuando apenas ha comenzado a resolverse la situación ya
comienzan a autofelicitarse, lo que lleva al señor Wolf a pronunciar aquella
frase llena de honda filosofía y saber de generaciones de gente práctica, “dejemos
de comernos la polla los unos a los otros y pongámonos a trabajar”. Cuantas
veces a lo largo del tiempo me ha venido a la memoria esa escena.
Hoy ha sido uno de esos días. He escuchado, a ratos
solamente, necesitaba respirar de tanto en tanto, un programa radiofónico
dedicado a cantar con todo tipo de loas y panegíricos la cobertura que hasta
ahora llevan hecha de la crisis del coronavirus. El que lo dirigía iba trayendo
a las ondas a diversas glorias actuales y pasadas de la radiodifusión que de
forma constante me llevaban al recuerdo de mister Wolf. Uno de ellos, supongo
que en un impulso de emoción achacable a la senectud, ha declarado que el
programa pasaría a la historia de la difusión, lo que me ha dado que pensar.
Creía yo que serían los sanitarios los que pasarían a la
historia, máxime cuando cuentan con un montón de liberados en los sindicatos
que no han acudido a los hospitales durante la crisis y es de suponer estarán
trabajando para poner en valor el trabajo de sus colegas. También podrían pasar
a la historia los miembros de las Fuerzas y cuerpos de seguridad del estado,
pese a que ellos están obligados a darlo todo por la patria y conformarse con
la satisfacción del deber cumplido. ¿Y por qué no los humildes? Esos que
limpian los hospitales o reponen en los supermercados o simplemente nos traen a
casa la telecompra por cuatro duros. Supongo que ninguno de ellos es tan
trascendente como el trabajo periodístico, máxime en tiempos de aflicción en el
que todos estamos viendo ese fundamental trabajo de investigación y denuncia.
¿Lo vemos?
El trabajo de la prensa es fundamental, sin él es difícil imaginar
el progreso de las sociedades libres pero en la actualidad, al menos a mí me lo
parece, comienza a crecer la preocupación sobre esa cacareada libertad. ¿Son
libres? O lo son en la medida de que no salgan de las sutiles líneas que marcan
los intereses de las plataformas económicas a las que pertenecen sus cabeceras
de televisión, radio o prensa escrita. Y qué decir, sobre todo en el formato
tertulias, de esos periodistas activistas que sólo parecen tener interés en la
soflama política. En fin, no veo yo muchos motivos para pasar a la historia.
Hoy SÓLO han muerto 367 personas, nos lo presentan como una
buena noticia, ni siquiera como menos malo; es decir, queda por delante una
larga y penosa agonía colectiva y un duelo aún por hacer a miles de
compatriotas y a superar por sus allegados; y los hay que ya están poniéndose
las medallas; quizás necesitan un mister Wolf que les invite a “dejar de
comerse la polla y ponerse a trabajar”.
Raúl Suevos
A 24 de abril de 2020
Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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