Nacido en la 652
A primera vista alguno puede pensar que me refiero a una carretera; alguna habrá con esa numeración, pero no, el número se refiere a una comandancia de la Guardia Civil, de la entonces 6ª zona con cabecera en León, del 5º tercio, el de Asturias; su segunda comandancia, la de Gijón. Y es que yo nací, hace ya mucho tiempo, en el cuartel de la guardia civil de Salinas, concejo de Castrillón, nada de Mediterráneo. Un cuartel desaparecido tiempo ha y sustituido por el actual junto a la maravillosa playa, paraíso de surferos y veraneantes.
Soy hijo del Cuerpo, una expresión que aún perdura y que te impregna de amor a ese conjunto de hombres y mujeres que entregan su vida, y en parte la de su familia, en el servicio a los demás, en la mayoría de las ocasiones sin recibir un especial agradecimiento y, por supuesto, por una magra paga por parte del estado.
Pero la 652 es especial para mí. De Salinas, a donde mis padres habían llegado desde Campo de Caso, donde naciera mi hermano, nos fuimos para Gijón, puesto que mi padre pasó destinado al puerto del Musel, aunque también, ya sargento, el puesto de La Calzada fue hogar durante un tiempo; volviendo casi un año a Campo de Caso, para después, con el empleo de teniente, mandar la línea de Colunga y venir a morir, aún joven y en activo, y tras otros destinos por España,, a la línea de la Camocha.
Este último destino tenía el pabellón en la Comandancia, en Contrueces. Una moderna instalación, entonces, que sustituía al vetusto edificio de los Campos, y en cuya inauguración, llevada a cabo por el teniente general Iniesta Cano, mi padre mandó la fuerza de honores. Allí, en el cuerpo de guardia, le hicieron la capilla ardiente.
Vaya todo esto para subrayar, pese al alejamiento de muchos años, mi cariño hacia la 652, que seguramente ya no se denominará de esa forma, en estos momentos en los que se habla de su disolución en beneficio de una única comandancia para toda Asturias. Algo a lo que, desde un punto de vista operativo, nada tengo que decir dado mi desconocimiento; máxime ahora que “avanzan los tiempos que es una barbaridad”, y si no que se lo digan a los armenios, vencidos en una guerra relámpago por sus vecinos azeríes a base de drones armados –los mismos, por cierto, que nuestro vecino Marruecos acaba de comprar a Turquía- ; pero en Gijón, capital económica de la región, y el oriente asturiano, hay un cierto temor de que esto se traduzca en menor cobertura en los servicios de seguridad.
Parece lógico pensar que la unificación provincial de los diferentes servicios, COS, información, tráfico, judicial, etc. supondrá un claro ahorro de personal, y bueno será si ello se traduce en más puestos en el despliegue territorial de la compartimentada y quebrada tierra asturiana. Si esto es así, bienvenida sea la desaparición, si los puestos ahorrados acaban en Madrid, seguiremos hablando del abandono de lo rural. Veremos.
Raúl Suevos
A 12 de agosto de 2021
Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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