El feminismo de Laura

 

La invasión de Ucrania, quizás por su cercanía física y cultural, está siendo objeto de una atención inusitada por parte de los medios de comunicación, y ello comporta una pequeña invasión de periodistas de todo tipo de soportes y también conexiones periódicas con personal ucraniano que aún se encuentra en la zona de operaciones.

En los primeros días de la guerra pudimos comprobar el maravilloso dominio del castellano por parte de muchos jóvenes ucranianos, tras el que se escondía una historia de veranos en casas de acogida españolas para intentar tratar, en muchos casos, las dolencias derivadas de la nube radioactiva de Chernóbil cuando eran niños. En otros casos eran profesores de español ucranianos los que ocupaban el papel de corresponsal desde sus ciudades. Pero con el paso del tiempo muchos de ellos fueron desapareciendo y quiero pensar que lo hicieron porque lograron escapar de la trampa preparada por Vladimir Putin.

El oficio de corresponsal de guerra parecía estar desaparecido en nuestro país. Seguramente las sucesivas crisis de la prensa han tenido mucho que ver puesto que cuando llegamos a descubrir, generalmente por algún suceso luctuoso, que algunos de nuestros periodistas se encuentra en zona de conflicto, la noticia viene acompañada del conociimiento de su condición de freelance, es decir, de autónomo. Hoy casi nadie está dispuesto a mantener un corresponsal en plantilla.

Los tiempos de Miguel de la Cuadra o de Pérez Reverte han pasado a la historia. Y fíjense que dejo para segunda línea a las Carmen Sarmiento, o Rosa María Calaf, que las hubo, bastantes, y muy buenas, pero que casi siempre tuvieron que luchar, además de con las condiciones de su trabajo, también con su condición femenina, con todo lo de peyorativo que eso siempre ha supuesto, ya que su trabajo, normalmente, se desarrollaba en sociedades más atrasadas que la nuestra y en las que la mujer cumplía un papel secundario o inexistente.

Estos días, y ya van muchos, vemos en una de las cadenas generalistas a una joven corresponsal corriendo por distintos lugares de ese país atrozmente castigado. Hay algunas más informando pero parece Laura la más intrépida, sin resuello en ocasiones, abrumada por el casco y el chaleco antifragmentos; corriendo para huir del bombardeo que se aproxima; buscando un inexistente refugio que la proteja a ella y a su cámara.

Ella nos trae las imágenes que nosotros degustaremos cómodamente en nuestros calefactados hogares y quizás tras su informe cotidiano, o antes, nos llegue la visión de esas otras mujeres autoproclamadas campeonas de un nuevo pseudofeminismo que hoy conforman un gobierno al que han llegado sin saber, o reconocer, que son las Lauras las auténticas feministas. Ye lo que hay.    

Raúl Suevos

A 26 de abril de 2022

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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