Un rostro del pasado
No le conozco más allá de sus muy contundentes intervenciones
en el Congreso de diputados; siempre de breve duración como corresponde a su
antes minúsculo grupo, y ahora como parte del Grupo mixto, pero en todas las
ocasiones se hace notar por su verbo directo, tajante, y de palabras llanas,
sencillas, sin ningún tipo de circunloquio.
El diputado García Adanero tiene un rostro que me hace
recordar aquellas viejas estampas de requetés. Me resulta fácil imaginármelo con
su boina colorada, su manta cruzada sobre el hombro contrario al del fusil, y
el detente bala en el bolsillo de la camisa, sobre el corazón; aunque este
navarro no haya nacido en el viejo reino sino en la toledana Talavera. Poco
importa, pues parece comulgar con posturas y actitudes que hoy están en desuso
y recuerdan a la inquebrantable fe de aquellos antiguos soldados, hoy
denostados por la ley de memoria democrática y ante los que corrieron los
gudaris vascos.
Lo hemos conocido con breves alocuciones sobre asuntos
relacionados con el terrorismo etarra y los partidos que en Navarra, directa o
indirectamente, apoyan el olvido o la aceptación de aquellos asesinatos
sanguinarios. También se muestra combativo contra el constante avance e
interferencia de la política vasca en Navarra, especialmente en estos últimos
tiempos en los que las nuevas generaciones, tras años de abandono en el plano
educativo y aculturación en las ikastolas, parecen avanzar hacia un nuevo
equilibrio político en la región.
Con la votación de la Reforma laboral, superada por el doctor
Sánchez gracias a la equivocación de un diputado popular, dio la campanada
junto a su compañero Sayas al votar en contra de lo ordenado por su partido,
algo que a ambos les costó la expulsión de su grupo. Pero ha sido estos últimos
días cuando, de nuevo, su voz tonante se ha dejado oír para poner en evidencia
al ministro Bolaños en relación con la retirada de la Guardia Civil de tráfico
de Navarra, algo doloroso en sí mismo, pero especialmente deleznable al ser
pago del voto de los herederos bildutarras de ETA en la votación de los
presupuestos del estado.
No sé si en la próxima legislatura veremos de nuevo el rostro
pétreo del señor García Adanero, un rostro que parece sacado del pasado, como
si en él se hubiese inspirado Juan de Avalos para sus esculturas del Valle de
los caídos, ya que, posiblemente, falto del apoyo de su antiguo grupo, no es
seguro que alcance a lograr un curul en las Cortes españolas desde la
plataforma política que él y el señor Sayas han creado.
Ye lo que hay.
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