Esto es la leche...francesa
Se veía venir. Llevamos años de puntuales noticias sobre el
agro asturiano, casi siempre negativas, y en relación con aquellas referidas al
mundo de la ganadería es poco menos que imposible encontrar algo positivo.
Podríamos decir, sin temor a que nadie nos tache de alarmistas, que el sector
ganadero, en sus distintas variantes, se encuentra bajo asedio en Asturias, y
está perdiendo la batalla, con los productores de Gamonéu del puerto como
ejemplo señero.
La última noticia nos llegó hace pocos días de la mano de la
leche francesa que empieza a ser importada para completar las necesidades del
mercado nacional, algo que nos da una clara señal de alerta y que parece
correlativa a las noticias de cierre de explotaciones en Asturias, una cada
tres días; un sangrado continuo del que sólo se salvan las grandes ganaderías
pero que deja un poco más exangüe a las comarcas más alejadas del centro; las
alas, con particular ensañamiento en el sur-occidente.
Llevamos años de noticias negativas. Son muy pocas las
ocasiones en las que los medios de comunicación pueden regocijarse con alguna
buena nueva. Un nuevo encargo naval por aquí, un premio gastronómico por allá;
cosas pequeñas, caxigalinas que no dan para un impulso que anime a las jóvenes
generaciones a quedarse, y mucho menos a regresar a alguno de los que ya
partieron.
Todo ello va de la mano de la política regional, desde hace
años en segunda categoría, como los dos equipos futbolísticos del Principado,
hoy en manos de capital foráneo, en una triste mueca de lo que representa
nuestra región. Con políticos, en casi todos los casos, rehenes de las
directrices de la superioridad instalada en la capital y con muy poca capacidad
para actuar más allá de la perenne espera de la financiación estatal para
cualquier proyecto de envergadura.
Estos últimos días hemos podido apreciar nuestra capacidad de
influir en Madrid con la exclusión de las rutas del noroeste del plan de rutas
globales de la Unión Europea; noticia a la que se une la exigencia vasca y cántabra
–votos parlamentarios mediante- de construir, con fondos estatales, la línea
Bilbao-Santander. Y es que no hay que ser ingenuos, al gobierno de turno no se
le constriñe desde la obediencia del partido sino con la potencia de los votos
más o menos imprescindibles para lograr la mayoría en el Palacio de las Cortes.
Mientras tanto nosotros seguiremos en nuestra ensoñación de
paraíso natural envidiado por todos, al menos en verano, y oyendo las buenas
palabras y deseos de nuestro presidente Barbón, aunque la despoblación de las
Alas continúe imparable y nuestra universidad se haya convertido en una
magnífica fábrica de emigrantes de élite. Ye lo que hay.
Raúl Suevos
A 10 de diciembre de 2022
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