De montes comunales y mociones de censura
Se aprobó por unanimidad hace unos días una proposición no de
ley en la Junta General del Principado de Asturias para agilizar la devolución
de los montes comunales a sus legítimos propietarios. Un asunto que pareciera
diseñado por el gobierno regional para desesperar, antes del natural
fallecimiento, a sus dueños, pues no hace más que ralentizar los
procedimientos para angustia de los demandantes, cada vez menos y más
añosos. Ye lo que hay.
El asunto en sí no parece tener mucha relación con la moción
de censura que propone esta semana el tercer partido de la oposición, pero
quizás nos dé algunas claves si tenemos en cuenta que la modesta proposición
asturiana fue presentada hace apenas un año en términos prácticamente idénticos
por ese mismo partido, hoy objeto de todo tipo de ataques en la capital por su
osadía en el uso de mociones de censura. Pero en aquella ocasión los montes
comunales fueron rechazados por todo el arco parlamentario astur. Llamativo. O
no.
Si se observa la situación con una cierta distancia no queda
otra que recordar aquel infausto Pacto del tinell –del aparador- firmado en
2003 en el salón barcelonés del rey de Aragón, Pedro el ceremonioso, donde
cuentan que los reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón, y que en esa más
reciente oportunidad lo que aportaba a la historia era el oprobio de un pacto
para aislar a toda costa a un partido democrático, el Partido Popular.
Actualmente no existe, que se sepa, un pacto semejante, por
otra parte perfectamente legal y legítimo, por muy mal que oliese. Podemos, sin
embargo, apreciar en el comportamiento hacia el tercer partido de las Cortes
una cierta actitud de apartheid por parte del resto del arco parlamentario;
todo ello amparado en su ubicación en el extremo derecho de ese mismo espectro
y que se etiqueta como fascista, algo que, en otro orden de cosas, no sucede con el
otro extremo, donde se ubica el partido comunista, camuflado en el estandarte
podemita, y que inició la legislatura liderado por alguien de claras
manifestaciones estalinistas. Ahí no pasa nada. Todo sea por el gobierno.
La moción de censura, legal y legítima, dará a ese partido la
posibilidad de explicarse, algo que a menudo se le escatima, tanto en el ámbito
parlamentario como en el de la comunicación pública, donde hasta el antes
valedor pequeño talibán, hoy le ataca inmisericorde. Y también los de Abascal
deben aceptarlo, pues forma parte de nuestro sistema/juego democrático. Parece
obvio que estamos ante una operación de defensa del viejo bipartidismo, que ve
en el periodo electoral a punto de iniciarse la oportunidad para recuperar las
posiciones perdidas en los últimos años.
Raúl Suevos
A 20 de marzo de 2023
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