El Borgen nacional...y regional
Quizás hubiera sido más adecuado titular la tribuna como la
serie nacional pero, hace unos años, uno de los protagonistas de la
tragicomedia política de nuestro país, Pablo Iglesias, le dio un empujón
adicional a esta serie danesa que hasta aquel momento era una más entre la
cascada de oportunidades que las distintas plataformas nos ofrecen de forma
continua.
También Albert Rivera, con más motivos, puesto que la
protagonista de la serie lideraba un pequeño partido moderado, equilibrista
entre los más grandes a sus flancos, hizo uso de la referencia en múltiples
ocasiones, por aquello de la posibilidad de dirigir un gobierno cuando los
grandes partidos son irreconciliables ¿les suena?
El caso es que, más allá de las ideas políticas, la serie nos
daba cuenta de los costes personales del ejercicio de esa profesión, que no es
ni religión ni vocación, y de las bajezas y miserias que conlleva la aplicación
de la máxima del poder a toda costa, criterio profesional que parece homologar
a todos los practicantes a lo largo del tiempo.
Aquí en España, cuando Rivera lleva tiempo desaparecido y su
partido está en vías de extinción, y el señor Iglesias trata de maniobrar, como
un pobre aprendiz de Niccoló Machiavelli, disfrazado de periodista, asistimos
estos días a escenas que recuerdan muy certeramente a aquellas que nos
ofrecieron los guionistas de Borgen. Con partidos que desde la nada en pocos
años crecieron hasta llevar a pensar a sus jóvenes e impulsivos líderes que
estaban a punto de tocar el cielo, o lo que es lo mismo, a coger cacho. Con el
desmoronamiento de esos mismos partidos
y el nacimiento de escisiones en algunos casos; sin olvidar lo sucedido en las
grandes formaciones, con caída de líderes ¿por sus pecados? Y escenas bochornosas
de votaciones tras las cortinas. Toda una mina para guionistas que, por el
momento, desconozco si fue usada por los daneses, aunque no me extrañaría.
En estos últimos tiempos, tiempos preelectorales, y de plena
ebullición política por lo tanto, vemos, a nivel nacional, sin poder asistir a
las interioridades como en la serie, como aquella que fue encumbrada por uno,
hoy se alza para apoderarse de los caudales que aquél consideraba propios
–votos- generando, a la espera de los resultados electorales, una aún mayor
descomposición, que no fragmentación, del espacio político. Llevando con ello
la inestabilidad al entero sistema, para desasosiego de políticos y alegría de
sociólogos.
En el Principado también tenemos lo nuestro, con una
inspiración que llegó a gobernar y bracea, tras enterrar al líder, por
recuperar parte de lo perdido; y con otros aspirantes encerrados en la propia
sede ante el acoso de su poder central. Borgen siempre, una y otra vez.
Raúl Suevos
A 23 de abril de 2023
Comments
Post a Comment