El terror, más allá de la guerra
Si la guerra es la continuación de la política por otros
medios, Clausewitz dixit, no queda otra que preguntarse dónde colocamos el terror,
porque éste, el terror, ha sido utilizado desde antiguo en modos diversos, pero
casi siempre con unos objetivos más o menos claros, poco o muy declarados, pero
siempre definidos para el perpetrador.
Tamerlán, aquel Timur el cojo que visitara Ruy de Clavijo en
embajada castellana a su corte de Samarcanda, allá por el lejano siglo XV,
acostumbraba a hacer torres con las calaveras de los derrotados al principio de
sus campañas, para aviso de las siguientes ciudades a conquistar. Dicen que,
con el paso del tiempo y los procesos químicos de la descomposición, las torres
brillaban en la noche como luciérnagas gigantes que proclamaban la saña de
Tamerlán.
En tiempos más modernos el personaje del coronel Kurtz, en la
bestial película de Coppola, Apocalipsis Now, nos da en su monologo una
escalofriante descripción de lo que significa el uso del terror como eficaz
herramienta de guerra, pero ahora, y aplicando la doctrina del takfirismo
yihadista, y las sangrientas enseñanzas del GIA argelino y el Estado islámico,
los de Hamás nos han devuelto momentáneamente al Medievo más sanguinario.
Las matanzas perpetradas no son fruto de la locura sino
producto de la mente fría de un calculador dirigente terrorista que buscaba lo
que se está ya produciendo, la respuesta demoledora y no menos sangrienta del
estado israelita; algo que, sin duda, y a medida que vayan llegando imágenes,
no menos demoledoras que las del asalto de Hamás, harán pensar a muchos en el
terrorismo de estado, por más que se quiera apelar al derecho de venganza, o al
de defensa.
El takfirismo considera apostatas a todos aquellos que no
comulgan con los más puros entre los fieles; en este caso los miembros de Hamás.
Sólo ellos han sabido interpretar la Ley, el Corán, en sus justos términos,
como los Salafs, los compañeros del Profeta, y, por lo tanto, están en su
derecho de tomar la vida de aquellos, los otros, entre ellos y con más motivo,
los infieles. En su deriva fanática el pueblo de Gaza debe sacrificarse por la
causa de Dios, y no les temblará la mano al hacerlo.
El objetivo táctico está logrado, rehenes para intercambio, la
cólera de Israel, y su respuesta; el estratégico, la ira del Islam y de nuevo
el aislamiento de Israel parecen también al alcance de la mano. En España lo
vamos a ir viendo en los próximos días, a medida que los “progresistas” se
horroricen con el empleo de la fuerza del estado judío, en la misma medida que
están contra el apoyo a Ucrania.
Raúl Suevos
A 13 de octubre de 2023
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