Mirando "pa" Cuenca
Son muchas las justificaciones sobre el origen de esta
expresión, entre lúdica y popular, que algunos remontan hasta las “conquistas” de
Felipe el hermoso, el flamenco progenitor del emperador Carlos. Poco importa su arranque puesto que a mí, lo que me pide el cuerpo en estos días tan agitados,
tanto en el terruño nacional como allende, es el mirar “pa” la Pampa. La
argentina, la de Milei, como paradigma de la destrucción de un país con todas
las posibilidades ante sí y que acabó en la más absoluta depauperación.
La república Argentina era, allá por 1895, el país con más
alto producto interior bruto per cápita del mundo. Sí, han leído bien, número
uno, y sí, el PIB per cápita es un indicador que no nos explica cuál era el
reparto de la riqueza nacional, por, por ejemplo, percentiles de ingresos en la
población del país. Pero es un indicador macroeconómico que aún hoy sigue
siendo de uso común por los economistas de todo el mundo para darnos idea de la
situación de una nación. Ye lo que hay.
Y sí, Argentina era lo máximo, más incluso que Cuba. Después
vinieron diversas crisis económicas y factores, a nivel mundial, que cambiaron las
corrientes económicas generales, como la apertura del Canal de Panamá, que dejó
a los argentinos en una esquina de los flujos mundiales. Pero, aún así, el país
continuó entre los veinte primeros del mundo hasta la crisis del 29, que en
casa coincidió con el último gobierno de Hipólito Irigoyen, y, tras golpe de
estado, la primera Junta militar, de la que un joven Perón ya formó parte.
Después vino el carrusel peronista, con Juan Domingo a la
cabeza, y Evita de relaciones públicas. Un festival de populismo izquierdista
que ha continuado, con pequeños, algunos sangrientos, e infructuosos parones,
hasta la llegada de Milei. Una fiesta que se ha caracterizado por los déficit
disparatados, la monetización de los mismos desde la Casa de la moneda, los
subsidios a las capas de población que ellos mismos pauperizaron, y las
quiebras sistemáticas del país, hasta colocar a Argentina en el puesto 116º del
PIB per cápita mundial, y hacer viable la elección de una incógnita política
como la que supone el actual presidente del país.
En Europa conocimos el caso, similar aunque no idéntico, de
Grecia. También deficitaria al extremo, también endeudada hasta el paroxismo,
y, finalmente, rescatada por la Unión Europea, durante diez años durísimos para
la población, sometido el país al escrutinio y aprobación de los inspectores
europeos, y hoy en una senda de virtuosismo que aún no ha logrado devolver los
estándares de vida que el país tenía antes de la crisis.
Y a nosotros, ¿nos pondrán mirando “pa” Cuenca?
Raúl Suevos
A 11 de enero de 2024
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