Limpieza étnica a la española

 

Es éste, aunque algunos piensen que está ahí desde siempre, un término relativamente moderno. Empezó a emplearse durante la última de las guerras balcánicas, la de Bosnia, que, no fue sino una más de la serie iniciada en el siglo XIX con el desmoronamiento del Imperio turco. Una guerra, la última, en la que nos vimos envueltos los españoles, con unas cuantas vidas dejadas por el camino, por aquello de nuestra aportación a la paz mundial trámite NNUU, y después OTAN.

Allí, en realidad, no había limpieza étnica, pues étnicamente todos son lo que se conoce como eslavos del sur, por ello, entre otras cosas se había creado la vieja Yugoslavia; pero, aunque hermanos de sangre, las diferencias religiosas, con tres credos entre ellos, fueron suficiente para que, a la muerte de Tito, todo aquello se viniese abajo, con estrepito y gran profusión de sangre.

El caso es que había que “purificar” la parte de cada uno, a base de expulsar a los otros. Y así los serbios tomaron la delantera, aunque todos se afanaron, y hoy no quedan serbios ni en Sarajevo ni en Mostar, tampoco en las Krajinas, de donde los expulsaron los croatas tras 500 años allí, completando el trabajo iniciado en Jasenovac, durante la Segunda Guerra Mundial. Los llamados bosníacos, es decir, los de credo musulmán, tampoco se quedaron atrás, y, además, por el camino se convirtieron en radicales islámicos. Ye lo que hay.

Ese tipo de limpieza, la de Yugoslavia, es bastante desagradable, y da mucho que hablar, más afuera que en casa, donde todos callan por lo que pudiera pasar, y encima no resuelve apenas nada, como muestra el empantanamiento político de aquellos países, de los cuales sólo Croacia, tan católica ella, tan europea, ha salido adelante. Pero hay otras formas de limpieza.

En nuestro maravilloso País Vasco faltan a lista unos doscientos mil votantes, invitados a abandonar el bereber feudo de los sabinianos por aquello de evitar un atentado, o el acoso diario por parte del entorno. Un pérdida humana que, no hace falta ser sociólogo para deducirlo, influye directísimamente en el resultado de las elecciones en aquella autonomía. Es esa una limpieza étnica a la vasca. Sí.

Ahora, en plena jornada de reflexión en Cataluña, me llega la noticia de que uno de los más conspicuos analistas políticos, catalán él, ha decidido dejar Barcelona, con toda su familia, e instalarse en Madrid, porque, al parecer, el ambiente social de la capital catalana es irrespirable. Y es que no hacen faltan tiros y bombas, con un aire insano para respirar puede ser suficiente, sobre todo si tienes posibilidades de ganarte la vida en otra parte, como suele ser el caso.

Pero tranquilícense ustedes, España va bien.  

Raúl Suevos

A 11 de mayo de 2024

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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