Disipando la niebla
Están aún los analistas, y así seguirán durante un tiempo,
discutiendo sobre si eran galgos o podencos, como en aquella fábula de Iriarte
que pasó a ser frase del acerbo verbal de nuestros padres. Otros, más
ilustrados ellos, tratan de discernir si estamos ante un caso de tactismo o
tacticismo mezclando con ello lo que atañe a un cuerpo orgánico o a la milicia,
aunque en ocasiones ambos ámbitos actúen de forma similar.
El caso es que la decisión, sorprendente para algunos y
lógica para otros, que el líder máximo de VOX ha tomado en relación con sus
acuerdos de gobierno con el Partido Popular, en mi opinión, es un movimiento
que viene a disipar la niebla en la que se encontraba inmerso todo nuestro
sistema político, en el que desde hace tiempo se hace de todo, para pasmo del
sufrido ciudadano, menos gobernar. Con este rompimiento, más pasional que una
simple ruptura, ya sabemos dónde se encuentra cada uno.
El principal partido de la oposición podrá ahora, “sin
ataduras morales”, dedicarse a rebañar los votos en desamparo que aún quedan de
lo que fue Ciudadanos y que, dicen, no aceptaban el estigma de asociarse,
aunque fuese a través de terceros, con la derecha ultramontana. Ahora ya tienen
a un PP impoluto. Falta saber cuántos son.
Además de estos teóricos centristas, perdidos sin rumbo en el
proceloso mar de nuestra política, los populares podrán empezar a hacerles
arrumacos a los, siempre dispuestos a recoger nueces, muchachos del PNV, tan
progresistas ellos. Y, si falta hiciera, ¿por qué no? Los trabucaires de la
antigua Convergencia, hoy muchachada de Puigdemont. Y es que un voto bien vale
una misa ¿no era así?
Por el lado de la derecha el señor Abascal, a quien un
populista de última generación le acaba de birlar 800 mil votos europeos,
también afina su perfil liberándose del PP y reafirmando una de sus principales
banderas, la Inmigración, una asunto que a lo largo del verano, con la llegada
de cayucos a Canarias, seguirá hirviendo y metiendo presión a la olla política
española, y de paso a la europea. Es una apuesta a medio y largo plazo, que
costará entender a algunos, pero que deja al partido preparado en el caso de
que, como algunos presagian, nos encontremos en vísperas de unas elecciones
anticipadas. Veremos.
Nos queda el doctor Sánchez, a estas alturas es ocioso hablar
de su partido, que se ha declarado muy contento con la separación de las
derechas pero que, en realidad, pierde la segunda coartada, tras lo del CGPJ,
para meter al PP en su manida fachosfera, y que tendrá que bregar, mucho, para
justificar sus alianzas con filoterroristas e independentistas, a cuál más
xenófobos todos ellos. Ye lo que hay.
Raúl Suevos
A 15 de julio de 2024
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