El oro de Ucrania
Mirando el medallero de la Olimpiada de París me encuentro
con una Ucrania situada por detrás de España, con dos oros menos y doce
medallas en total. Quizás poco para lo que ese gran país solía lograr en ese
magno evento deportivo, pero no debemos olvidar que son ya más de dos años los
que lleva sufriendo una cruel e injustificada invasión de su territorio a
cuenta de la Rusia de Putin.
Un ataque que se ha llevado por delante la vida de muchos de
sus deportistas, caídos en los frentes de batalla o bajo el peso de la ruleta
mortal de los bombardeos indiscriminados de las ciudades ucranianas. Pese a
todo, ahí están los atletas ucranianos, liderados, por aquello del record, por
una estratosférica Yaroslava Mahuchikh, que se elevó ingrávida por encima de
los dos metros y diez centímetros. Un golpe de moral, sin duda, para Ucrania.
Pero el auténtico oro de los ucranianos se encuentra en su
patria, en su territorio, en los bienes materiales y artísticos destruidos o
robados por los invasores rusos, y en las muchas vidas y cuerpos mutilados que
van quedando por el camino. En la consecución de ese oro, el de la libertad de
Ucrania, es en lo que trabaja esa nación liderada por un presidente Zelensky,
que lo es tras elecciones libres y limpias, no debemos olvidarlo.
La operación sobre Kursk, que de nuevo coge por sorpresa a los rusos, es de incierta envergadura por el momento, aunque se habla de seis brigadas, entre seis mil y doce mil elementos, elegidas entre las mejores a costa de desproteger ciertas áreas en el este, y su o sus objetivos estratégicos podrían ir desde el global de demostrar a sus aliados occidentales su capacidad, al más simple de poner en evidencia que el ogro del Kremlin ni siquiera puede proteger a sus ciudadanos, sin olvidar el más plausible de obligar a Moscú a cambiar el dispositivo general en todo el frente.
Mientras la niebla de la guerra no nos de visibilidad yo les
otorgo la medalla de oro a los ucranianos.
Raúl Suevos
A 11 de agosto de 2024
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