Culete de emigrante

 

A algún foráneo los malos pensamientos podrán llevarle a intuir en el título que abre esta tribuna algo que está lejos de mis intenciones en este final cuasi otoñal del mes de agosto. Un remate que, tras la Semanona, viene marcado por la Semana de la sidra, con su ya tradicional intento de record Guinness, y, especialmente, el concurso regional de escanciadores; certamen en el que, de nuevo, han brillado particularmente los echadores de sidra de origen emigrante. Afortunadamente, habría que añadir.

Y es que hoy en día, en muchas de nuestras sidrerías, es habitual que el culete nos lo sirva un profesional venido de fuera, generalmente de Hispanoamérica, porque, no nos engañemos, el sacrificado oficio de la hostelería no cuenta con suficiente atractivo para nuestros jóvenes, que además de pocos, prefieren otros derroteros, menos sufridos y mejor pagados. Ye lo que hay.

No sólo en las sidrerías, también en otros oficios, como la construcción, obras públicas, la pesca, y, en general, trabajos duros y, en principio, de poca cualificación. Y ello porque nuestra Asturias no cuenta, como en otras regiones de España, con grandes explotaciones agrícolas y cosechas extensivas en mano de obra, tampoco el clima ayuda, lo que hace que nuestra “invasión” sea de carácter menor.

Pero no hay que engañarse, ellos, los regularizados, y también los irregulares, están en parte detrás de esas cifras de crecimiento del PIB que pasman a nuestros socios europeos. Sin ellos gran parte de nuestra economía estaría en camino, si no ya, de griparse. Ese culete de emigrante nos da un punto de respiración asistida.

Esa es la parte positiva de la emigración que “sufre” España; pero hay otra vertiente que viene de la mano de nuestra falta de capacidad para digerir la llegada de más personal del que la economía y la sociedad pueden asumir sin que alguna costura entre en tensión. Y ello, con la constante producción de noticias relacionadas con delitos y orden público, supone, sin duda, un elemento para la confrontación entre las distintas fuerzas políticas, aquí y en toda Europa.

Que el asunto reviste la mayor importancia lo subraya el hecho de que el doctor Sánchez se haya visto obligado a intervenir, con un viaje por el Golfo de Guinea en el que ha tenido tiempo para lanzar mensajes vacuos que sólo han servido, por lo contradictorio, para encrespar a sus socios y a la oposición.

Necesitamos brazos jóvenes que vengan a impulsar, por la base, nuestra economía, pero se hace preciso que ello se haga con orden y concierto, pues de lo contrario, como se puede observar en algunas partes de España, sólo generamos un lumpen social que a nada bueno conduce.

Raúl Suevos

A 1 de septiembre de 2024

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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