Entretiempo infernal milanés
La familia
me lleva cada cierto tiempo a Milán, y si bien ella es lo primero, siempre
queda la oportunidad de visitar alguno de sus rincones, incluso el mismo
centro, como en esta última ocasión, en la que el pronóstico meteorológico no
auguraba ni sol ni temperatura, lo que nos llevó a adoptar una indumentaria más
bien otoñal para dar un paseo por el siempre vistoso entorno del Duomo.
El caso es
que la mañana, veranillo de San Miguel, se mostró resplandeciente, y ya bajando
por el corso Buenos Aires notábamos en forma de calor excesivo nuestro error en
eso que ahora los modernos llaman “out-fit”. Superada la Puerta Venezia
entramos en la zona más glamurosa de la ciudad, más que la Vía Napoleone, sede
de afamadas marcas, ya que en esta parte final del Buenos Aires, además de
tiendas, se encuentra la sede de algunas importantísimas firmas, lo que hace
que la densidad de gente guapa que por allí pulula sea superior a la de
cualquier sitio. Belleza física, estilo y elegancia son la tónica. Ye lo que
hay.
Una imagen
distante de la que también exporta la capital de la Lombardía desde la otra
parte de la ciudad, San Siro, con su curva sur ocupada por los impresentables
tiffosi rossoneri, inspiradores de nuestros madrileños rojiblancos, y que con
su estética madmax de tercera, encantan a los rapper italianos encabezados por
Fedez, el exmarido de la actualmente desaparecida Chiara Ferragni. Un mundo de
referentes.
Más
adelante, en vía Dante, la que conduce a la parte posterior del Duomo,
descubrimos una afamada tienda de cosméticos y perfumes en la que, para nuestra
sorpresa, apenas hay personal y toda transacción debe hacerse electrónicamente,
algo que sin duda abarata los costes de la firma pero que me da mucho que
pensar, aunque justo enfrente descubro a nuestra Zara nacional en la que una
riada de personal da cuenta del continuado éxito de la firma. Verlos y pensar
en las donaciones hospitalarias de Amancio me devuelve el humor tras lo
anterior.
En las
Galerías de Vittorio Emanuele nos damos la vuelta ante el gentío que, además,
hace el calor más agobiante. El Duomo como se espera, atestado, y, por otra
parte, unos cubos enormes rojos son imán para enormes colas de muchachas que
acuden al reclamo de un lanzamiento de belleza donde les harán, gratuitamente
varios tratamientos.
Tras
saludar, jinete en su caballo, al héroe de ambos mundos, Garibaldi, nos
encaminamos al Nero dieci, la coqueta y eficiente trattoría, en la vía dei
Neri, donde un risotto con ossobuco a la milanesa nos recupera para volver a
casa con alegría en el cuerpo.
Raúl
Suevos
A 2 de octubre de 2024
Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com
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