Una vez fuimos el mundo

 

Va Europa, aunque se esfuerce en hacer como que no se entera, con los andares y la mirada del borracho, o quizás mejor, del boxeador noqueado, como ese último contrincante de Ilia Topuria antes de caer al suelo tras el seco puñetazo del luchador hispano-georgiano. Va Europa, medio zombi, caminando sin ver, desplazándose sin dirección. Ye lo que hay.

Es una visión, la mía, francamente pesimista, y ello me viene tras echar una mirada rápida a lo que ha sido la historia del mundo, en la que Europa, ella, fue el mismo mundo durante un largo periodo de la historia de la humanidad. Y es que, no habiendo conciencia de ello, el Oriente, ha sido prácticamente inexistente durante milenios. Todo, o casi todo, se cocía en torno a ese mar, ahora tan caliente y dañino, que es el mar Mediterráneo. Griegos, romanos, bizantinos, árabes, turcos, todos ellos pulularon en torno a él, hasta que, para lo que nos interesa, en Florencia inventaron el Renacimiento y todo empezó a acelerarse.

Aquel pequeño mundo mediterráneo sufrió una enorme expansión de la mano de un genovés al que le fallaba la trigonometría esférica, pero que había leído Il Millione de Marco Polo, donde encontró el secreto de los Alisios que le llevarían a tropezar con América y convertir a España en el mayor imperio de la historia. Y Europa, casi sin darse cuenta empezó a quedar a un lado.

Aún siguió varios siglos dominando, con diferentes partituras, pero el nacimiento del gigante norteamericano decretaba su decadencia a término. Y así fue, ya en el siglo XX, aunque Monroe y Roosevelt, el Teodoro, ya lo hubieran avisado en el anterior. El caso es que, desde la primera Gran Guerra, el Globo sigue girando, pero es en Washington donde se marca el ritmo de ese Rock and Roll.

Tras la Segunda Guerra Mundial tuvimos los europeos un periodo de pretenciosa importancia, pues todo parecía giran en torno nuestro, o mejor cabría decir que alrededor del Muro, y desde ambos lados, pues hacia el Este, aquella potencia de pies de barro que era la URSS, se encontraba el otro centro de poder ¡Qué tiempo tan feliz aquel de la bipolaridad¡

Pero fíjense ustedes, desde el 89, año de la caída del Muro, todo estalla por los aires, y, lo que es más importante, el auge de la China de Deng Xiaping y de los Tigres asiáticos  hacen que todo bascule hacia allí, dejándonos de nuevo solos a nuestro albur, o aún peor, al antojo de un psicopata nacionalista como Vladimir Putin.

El misil balístico intercontinental con cabeza convencional lanzado sobro Dnipro, la ciudad ucraniana, nos recuerda lo que fuimos y lo que somos.

Raúl Suevos

A 22 de noviembre de 2024

Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com

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